Confesiones de un (ex)gordo IV – La ropa
MGM 13/12/2010
Quizás la referencia es demasiado obvia, pero créanme que el temita de la ropa es un verdadero pain in the ass para los gordos.
Ahora puedo comprarme ropa en cualquier parte. Antes? No, poh, antes cero opción de encontrar prendas que me cupieran (que, más que XXXL, eran talla gigante-de-esa-que-no-se-fabrica-y-que-no-hay-nicagando). Es decir, no tenÃa talla nomás. Y, ya habrán adivinado, el resultado es que no me compraba ropa nunca. Jamás.
Cuando llegaba el momento de dar de baja alguna prenda era terrible. TenÃa que vivir las cinco etapas del duelo:
- Negación. Pero si todavÃa sirve! Le quedan años a esta polera antes de que deje de ser usable…
- Enojo. Hasta cuándo me joden con que cambie la camisa! No se dan cuenta que es mi favorita, y que por eso la uso todos los dÃas?
- Negociación. Puede que tengas razón. Después de todo, el polerón tiene un par de hoyos. En una de esas podrÃa eventualmente evaluar cambiarlo por uno nuevo…
- Depresión. Llevo más de un mes buscando pantalones, pero no encuentro ninguno que me cruce. Por qué me tenÃa que tocar a mi ser tan gordo?
- Aceptación. Es inútil; nunca voy a encontrar ropa de mi talla. Mejor arreglo esta chaqueta para poder seguir usándola.
Es difÃcil sobrellevar el dÃa a dÃa cuando tu closet es asà de limitado. Y es cierto que hay lugares que se especializan en tallas grandes (para gorditos/as, les llaman), pero, seamos honestos, es una patada directa a la dignidad verse obligado a comprar en esos lugares. Más de 20 años de gordo y creo que nunca lo hice. Puro orgullo.
Pero esos dÃas se acabaron para mÃ. De hecho, de un tiempo a esta parte he notado cómo me bajó la vanidad – que no conocÃa, lo juro – y ahora sà me importa cómo me veo, cómo me queda la ropa y si los colores combinan. Bueno, lo último no, pero se entiende la idea.
Es que ahora puedo elegir. Puedo efectivamente no comprarme esos jeans sólo porque me caben. Ahora puedo buscar en otras tiendas, en otros colores y diseños. Se me abrió el mundo! ParÃs, ahà voy! (De nuevo estoy exagerando. Lo siento.)
En fin… un mensaje final sobre el tema: si son amigos de un gordo, no lo jodan por cómo se viste. Lo tiene perfectamente claro, y no es un tema del que le resulte fácil conversar. Tampoco le regalen ropa, ya que probablemente no le va a caber y le van a provocar una angustia que no se imaginan.
La foto es de burnt out Impurities, que la comparte bajo licencia CC.
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